Ha trabajado en estudios como Taita & Mama, Everis y Disaikner, en combinación con la enseñanza en ESPOL, Casa Grande y UESS. Ha trabajado con diversos proyectos como SBEC skateboard, Ilustradores Ecuatorianos (IEC), y clientes como KindernotHilfe, Espoch, Distrito Urbano de Quito, MUDIC-ELISAVA, entre otros.
Entre sus trabajos más reconocidos Damián destaca: "Free-doom" y la exposición de colectiva "Idiosingracia". Cuenta que le sirvieron mucho como inicio, ya que los desarrolló hace algunos años atrás en Ecuador. Ahora en Barcelona, Damián se dedica a la ilustración y el tattoo trabajando para varias marcas de skate y colectivos.
La organización Poster4Tomorrow en su primera edición de un concurso abierto para tomar medidas contra la represión de la libertad de expresión. Freedoom fue uno de los carteles elegidos a partir de 1834 carteles de 67 países en el mundo. Esta exposición forma parte de una serie de 21 eventos mundiales que se inauguraron el 10 de diciembre de 2009 para celebrar el 61º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El proyecto está respaldado por organizaciones de caridad Reporteros sin Fronteras y el capítulo italiano de Amnistía Internacional además de dos organizaciones internacionales, el Consejo de Europa y la Comisión francesa para la UNESCO.
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Disaikner es como decir “designer” pero mal pronunciado, es una palabra inventada. Empezó como una broma que teníamos con un amigo sobre los “graphic disaiknersssss que somos“ (acentuando la pronunciación en inglés americano). El medio nos ha vendido la idea que el diseñador es una persona cool, por lo que quería burlarme de mi propia profesión, ser mi propia burla. Yo soy “designer”, yo soy lo mejor: - Yo soy disaikner.
- Ve pana, yo soy chévere bacán -, es como se diría en mi tierra.
Para mí (y ahora más que antes) la percepción del “ ser diseñador” es algo que hay que cuestionarse. El utilitarismo de nuestro trabajo. Produciendo material visual para ser consumido. Material, que no es del todo necesario más que para la propia publicidad. Entonces mi pregunta es, y siempre ha sido: ¿es cool, trabajar para las corporaciones, generando material visual que está evocado para seducir, atraer o consumir? ¿O somos personas que tenemos una profesión como cualquier otro? Para mí ser diseñador es igual que ser albañil tanto en dignidad como en materia de hacer la cosas, o sea, en el medio no somos ni más ni menos importantes. Eso es ser disaikner.
Es casi un alter ego que se transformó en un estudio, un mi estudio que tiene un espíritu ligado a generar un proyecto que tenga un mínimo de compromiso con la sociedad, saliendo de los pixeles y entrando a la vida cotidiana.
Cuando ilustras, ¿Con cuánta frecuencia utilizas como referentes el patrimonio cultural, visual o natural de tu país?
DV. Creo que esto es algo que no se va de tu mente y cuerpo, estés donde estés y trabajes con quien trabajes. Si se te olvidan esas cosas estás perdido. Es curioso venir a Barcelona a vivir, una ciudad tan cosmopolita, viniendo de Riobamba, cuna de la nación indígena.
HH. De los trabajos que has hecho hasta el momento, ¿cuáles son aquellos de los que te sientes más orgulloso?
DV. Sin bromas, creo que sentirte orgulloso de un trabajo es complicado, porque esto significa llegar a un estado de aceptación de límites. Cuando empiezo los bocetos y la idea creativa empieza a salir, por lo general me gusta estropear mi propio trabajo llevándolo al límite. Aumentando más detalle en algún elemento. Cada proyecto ha tenido algún proceso de experimentación, y sería muy difícil para mí elegir entre una u otra pieza gráfica.
HH. Qué prefieres, ¿técnicas tradicionales o digitales?
DV. Me son indiferentes, pero hay que tomar en cuenta que si se acaba el mundo y nos quedamos sin luz siempre podremos tener un lápiz y papel a la mano.
HH. ¿Qué consejo podrías compartir con los nuevos artistas y diseñadores?
DV. Cada uno es dueño de su propio camino. No sigan tendencias por favor. Eso solo genera el efecto “copia y pega”.
FUENTE
Entrevista a Damián Vásquez